Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, Monóvar - La imagen Titular


   
  Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, Monóvar
  La imagen Titular
 

Investigación sobre la imagen Titular


Desde que en 1993 la Cofradía edita una publicación anual a sus cofrades, hemos tratado en cada ejemplar, de reflejar el comienzo y evolución que la Cofradía ha sufrido con el inexorable paso del tiempo. En la sección “Historia de la Cofradía” hemos indagado en los libros de actas, facturas, documentos y personas que pudieran dar luz a nuestro pasado, pero aún queda una pregunta que no ha obtenido respuesta. Hoy, gracias al trabajo de investigación elaborado por José Corbí Martínez, trataremos de dar respuesta a ella.
 
¿Quién es el autor de la talla de nuestra imagen Titular?


Al carecer de datos concretos que nos desvelen quién fue el autor de la imagen de la Virgen de la Soledad, como pudieran ser la propia firma u otra circunstancia que acreditase la autoría, caso del Santo Sepulcro, pues por medio de las actas de la Cofradía se dedujo que el imaginero era José María Alarcón, al constar en las mismas las cantidades abonadas para remunerar ese trabajo, nos hemos lanzado a la aventurada labor de tratar de esclarecer algún que otro hecho con el fin de aportar material suficiente que nos guíe para conseguir el objetivo que pretendemos.

Nos remontamos al año 1.887. La prensa local se hace eco de los actos de la Semana Santa. Por entonces existían cuatro cofradías: Nuestro Padre Jesús, La Dolorosa, La Soledad y el Sepulcro. En el pueblo las imágenes de las vírgenes citadas eran conocidas como las Dolorosas. Entresacamos un párrafo del Diario de Monóvar:
"Con toda solemnidad se celebró ayer la procesión del Entierro del Señor, a cuya festividad que revistió inusitado lujo, acudió un numeroso gentío, reinando un orden admirable. Llamaron la atención de propios y extraños todas las cofradías, especialmente las de las Dolorosas por el lujo de la mismas."

Un testimonio escrito, como estas líneas, nos aporta la veracidad de que en el año 1.887 existía la imagen de la Virgen de la Soledad, pero habrá que indagar cuál fue la fecha que nos indique su creación y por supuesto quién fue el autor. Para ello recurrimos a un trabajo de reconocida solvencia, como es la colaboración que para la revista de las Fiestas de Septiembre de 1963 aporta el cronista oficial de Monóvar, José Vicente Corbí, titulada "Monóvar y su Semana Santa":
"Las bellísimas tallas desaparecidas eran salidas de la escuela murciana, cuyo sello místico tan vehemente  supo plasmar Francisco Salzillo. Allí estaba su representación con Roque López, uno de sus discípulos  predilectos". Más adelante señala: "Nuestra Señora de la Soledad, de extremada hermosura, realizada a mediados del  siglo XVIII…"

Subrayar el hecho de la imposibilidad de que fuera la aludida etapa del siglo cuando Roque López la esculpió por la obvia razón de que Roque López Duarte Maiquez nació en Santomera el 12 de agosto de 1.747. Hay constancia escrita por la cual sabemos que para Monóvar hizo por el precio de 520 reales una Virgen de la Aurora de tres palmos y medio con nubes y peana, en el año 1.809. Roque López, según opinión de diversos y renombrados críticos de arte, viene a ser el gran canto de cisne de la escultura  murciana del siglo XVIII. El último tercio de esta centuria y la primera década siguiente la ocupó sin lugar a dudas el mejor discípulo que tuvo Salzillo.

Así pues la etapa más prolífica en cuanto a la creación de imágenes se centra en ese periodo. Por ello,  una consecuencia lógica sería la de situar la fecha de origen de la imagen de Nuestra Señora de la Soledad en el margen de tiempo aludido más bien nos inclinamos por el último tercio de la centuria, ya que representa la madurez como persona y artista del  excelente imaginero.

Todos los indicios y deducciones nos conducen a señalar al escultor murciano como autor de la imagen, además la circunstancia de la proximidad geográfica de Murcia, su probada autoría de la Virgen de la Aurora, lo que indica que mantuvo lazos laborales con Monóvar y también las características de sus  obras, similares a las que se encontraban, por ejemplo en Villena para la que talló una Virgen de la Soledad de media vara y manos abiertas por el precio de 150 reales en el año 1.793, destinado a las monjas de esa localidad. Una Soledad con las manos cruzadas de siete palmos y medio, medio cuerpo y devanaderas por 300 reales para Villanueva (Murcia) en el año 1.790. Para Cartagena cinco Soledades  entre los años 1.780, 1784 y 1.788. Un Jesús Nazareno de siete palmos de vestir cruz y corona de  espinas plateadas, peluca de seda y peana por 800 reales en el año 1.792 para Alcaraz (Albacete). Conocemos la existencia de imágenes en otros pueblos y ciudades y deseamos aclarar que algunas de éstas no se encuentran recopiladas en el catálogo del Conde Roche, el más completo publicado hasta hoy. El escultor santomerano esculpió más imágenes de las que figuran en dicho catálogo.

Referente a la p
regunta sobre si la actual imagen es la misma,  podemos responder que sí. Una fuente,  oral en este caso, nos relata lo sucedido ya que la Virgen de la Soledad no fue destruida como les ocurrió a otras imágenes, ésta corrió mejor suerte. Desconocemos si fue restaurada o se le aplicó algún retoque  para su acicalamiento. Lo cierto es que durante la contienda civil, la iglesia parroquial fue convertida en garaje de camiones y automóviles. Allí acudía diariamente en su condición de trabajador Vicente  Torregrosa Maciá. Un buen día, mientras rebuscaba entre herramientas y demás utensilios en un apartado  rincón, encontró envuelta por papeles grasientos la efigie de la Virgen de la Soledad. Y para salvaguardarla creyó oportuno cambiarla de lugar, optando por esconderla en el hueco de unos  neumáticos inservibles que se hallaban apilados. Tras el paréntesis de esos años, Vicente rescató la imagen que con tanto celo protegió. Posteriormente Joaquín Palomares Vidal completó la misma añadiendo y modelando las manos, teniendo como ejemplo las de su hija Asunción.

La Virgen de la Soledad nos remite inevitablemente al luto y a la tristeza. Nada tan sincero como el dolor que experimentamos ante la pérdida de un ser querido. Nada tan profundo, auténtico y a la vez humano. El rostro de la Virgen de la Soledad nos emociona porque en él descubrimos sentimientos que muchos hemos vivido. Pero, sobre todo logra conmovernos por ser la madre de Aquel en quien creemos, de Aquel a quien seguimos.

A pesar del tiempo transcurrido, cuando la Humanidad alcanza el siglo XXI, el significado de la palabra soledad permanece vigente. Ni los avances tecnológicos, ni todo el modernismo establecido en materia de comunicación conseguirán que si el hombre no se aferra a unas ideas o creencias, del signo que fueren, si no dispone de algo en que apoyarse, demostrando una fe inquebrantable, decididamente será un ser solitario.

                                                            José Corbí Martínez

 
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nació el 27 de Enero de 2008.

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