Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, Monóvar - Semana Santa 2012


   
  Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, Monóvar
  Semana Santa 2012
 
Crónica Semana Santa 2012

La Semana Santa tiene momentos irrepetibles capaces de producir una emoción tan intensa que quedan grabados allí donde anidan los sentimientos. Este año se han acumulado muchos de esos momentos especiales.


El Miércoles Santo las altas previsiones de lluvia hacen estar más pendientes del cielo que de la tierra, durante la mañana y la tarde la lluvia nos iba mentalizando de lo que finalmente ocurriría. Cerca de las ocho de la noche una fuerte tromba de agua hizo necesaria una reunión de urgencia entre las directivas de la Dolorosa y Soledad, quienes tras consultar varias predicciones meteorológicas y valorar los altos porcentajes de lluvia, deciden, velando por el patrimonio de ambas Cofradías, cancelar la procesión.

Ambas directivas son conscientes en todo momento del esfuerzo y las horas de ensayos de costaleros y bandas de tambores y cornetas, así como el deseo de los cofrades de luz de procesionar, pero en esos difíciles momentos hay que imponer el sentido común a los deseos que marca el corazón.

Pronto el rostro de los cofrades presentes en el templo queda desfigurado, tanto esfuerzo y ensayos disueltos por una caprichosa lluvia que no cesa de caer. Desencanto, rabia, decepción…, es un cumulo de sentimientos difícilmente explicables, todo esfumado en un momento. En compensación a esa tristeza y a través de las redes sociales, recibimos cientos de mensajes de ánimo y apoyo, pero la realidad es la que es y no queda más que aceptarla y confiar con que el viernes podamos procesionar junto al resto de Cofradías.

Ese día afortunadamente amanece radiante y los cofrades de la Soledad están más ilusionados que nunca en procesionar. Tenemos mucho tiempo por delante antes de procesionar, somos los últimos en salir y para matar mis nervios decido sondear el estado anímico de mis compañeros costaleros…, todos están deseosos por salir.

Pocos instantes antes de iniciar nuestra Estación de Penitencia el capataz nos reúne para avisarnos que las dos primeras "levantás" irán dedicadas a dos personas muy queridas en la Cofradía: Alejandro Verdú y Maribel Cárceles, recientemente fallecidos.

Por momentos sube la tensión, el reloj va quemando los minutos, el trono con la Soledad avanza lentamente hacia la puerta de la Arciprestal. La Cofradía inicia su recorrido y la Virgen, desde el dintel de la puerta ve pasar el Estandarte, flanqueado por dos faroles abriendo el paso, detrás, un grupo de pequeños angelitos con sus pequeñas cruces, bajo la atenta mirada de María Jesús y María Emilia y tras ellos, los cofrades de luz encargados de iluminar el camino de fe y esperanza.


Desde lo alto del trono, la imagen Titular debe estar asombrada al ver a tantos fieles acompañándole en su dolor. La banda de tambores se prepara para iniciar sus primeros toques… el momento de la salida es inminente y pasadas las nueve y media, las Soledad sale en procesión acompañando el cuerpo sin vida de su Hijo, ¡qué momento más emocionante!, con paso lento, elegante y respetuoso, la virgen de la Soledad está en la calle con el aplauso de todo un pueblo que ha querido compartir sus llanto, algunos se santiguan y dedican calladas oraciones… Monóvar lamenta que la lluvia impidiera ese "encuentro" con la Dolorosa, en la noche de Miércoles Santo.

Las camareras y las cofrades vestidas de traje y mantilla acompañan al trono, junto a veinte faroles de mano, portados por afortunados cofrades que han querido iluminar y acompañar de cerca a la virgen.

La Semana Santa de Monóvar crece año tras año y lo voy notando al ver cada año más gente de localidades cercanas que se desplazan a vivir con nosotros esta Semana de Pasión. El cortejo avanza con el sonido sereno, firme y enérgico de la banda de tambores, con sus redobles en las esquinas y sus cajas chinas evitando molestar a otras cofradías participantes en la procesión. ¡Con que elegancia hacen sonar esos tambores!

Casi sin darme cuenta estamos de nuevo en casa, los tambores abren paso entre el público mientras el trono se aproxima lentamente a la Arciprestal, la Virgen está de nuevo en su punto de partida, pero antes de entrar quiere despedirse que quienes le siguieron en su caminar. En la misma puerta veo muy emocionada a Fina, con su cirio fue alumbrando todo el recorrido y ahora que se acerca el final, su corazón late con tanta intensidad que no quiere perderse ni un solo instante de la entrada. Estos momentos son muy especiales, aquí es cuando pienso que la virgen de la Soledad bajó de su hornacina para hacernos más humanos, transmitiéndonos esos valores que con el tiempo hemos dejado en el olvido.

El trono va girando lentamente para quedar de espaldas a la iglesia. Si intensa fue la salida, en la entrada noto que sigue conteniéndose la tensión entre el grupo de costaleros. Veo mucha gente expectante…, seguro que mucha más que en años anteriores.

Ahora que la soledad casi ha completado su giro, aprecio cansancio en la cara de Amparo, camarera de la Virgen que pese a sufrir recientemente una intervención, no ha dudado en acompañar a la Soledad. Durante todo el trayecto ha seguido sus pasos… siempre a su servicio y ahora, cuando el trono se gira, las dos cruzan su mirada, ¡qué momento más intenso!, sus ojos se cristalizan hasta el punto de tener que bajar mi mirada, intuyo que son tantas las cosas que se tienen que contar, que prefiero no molestar su intimidad.


Los tambores poco a poco han ido descargando su rabia, elevando la intensidad de sus notas. A toque de campana es elevado el trono, mecido durante unos minutos por sus costaleros antes de iniciar el breve camino que le separa del Templo, camina lento pero seguro, poco a poco va entrando, pero cuando parte del trono ya se encuentra dentro de la iglesia, los costaleros retroceden saliendo de nuevo la Soledad a la calle, Ella se quiere despedir, se siente en deuda con quienes le acompañaron, a los costaleros, a la banda de tambores, a los cofrades de luz y a quienes desde la distancia se acuerdan de Ella.

Entre una cerrada ovación nuestra Santa Madre en su advocación de la Soledad entra a su casa, ¡Dios mío qué ciudad, qué gente, qué magia, qué emoción, que bonita es la Semana Santa de Monóvar!

Así Termina la Semana Santa, nuestra Semana Grande… pero la Pasión no ha acabado.
 

                                                                              Francisco Jaén



 
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